Tintas en contacto con alimentos:
Se debe controlar que no migren sustancias tóxicas ni perjudiciales cuando contactan con alimentos a través del envase o de forma directa
Se debe controlar que no migren sustancias tóxicas ni perjudiciales cuando contactan con alimentos a través del envase o de forma directa
Los alimentos entran en
contacto con numerosos materiales a lo largo del proceso de producción. Además
de los envases (plástico, vidrio, papel o tetra brik, entre otros), hay que
prestar atención a las sustancias que integran las tintas con las que se
imprime información sobre el producto, bien a través de adhesivos o del marcaje
directo en carnes. Es un un paso más que se debe controlar. En todos los casos,
las sustancias utilizadas deben ser seguras y no transferir o migrar sus
componentes al alimento en cantidades que supongan un riesgo para la salud.
EL CASO ITX: Uno
de los incidentes más destacados de la migración de sustancias no deseables en
los alimentos se detectó en 2003. Entonces se retiró en distintos países
europeos leche infantil contaminada con isopropilo tioxantona (ITX), utilizada
en el marcado de envases de tetra brik. La alarma, que surgió en Italia, dio
cuenta de la contaminación en estos envases recubiertos con finas películas
plásticas de ITX, de naturaleza liposoluble, un aspecto que favorece su
disolución en el plástico y en la parte grasa del alimento. Los análisis realizados
entonces confirmaron que la presencia de esta sustancia en envases de otros
alimentos, como los zumos de manzana, no era perceptible, así como tampoco lo
era en los envases más pequeños. El problema se produjo en el proceso de
marcaje, basado en el uso de bobinas impresas con tintas fotosensibles para
decorar el exterior. Ocurrió que el cartón estaba enrollado en bobinas y, por
tanto, la cara impresa tocaba la otra cara, correspondiente al interior del
envase y que entra en contacto con el alimento.
La tinta de los tatuajes afecta al sistema inmune:
Cada tinta para tatuajes tiene una composición diferente
según su color. Es decir, generalmente están compuestas de pigmentos que
derivan del metal, pero cada color se forma por la fusión de diferentes
compuestos. Debes tener en cuenta que esto muchas veces puede causar reacciones
alérgicas; es por eso que se dice que ciertos colores pueden causar más alergia
que otros (como el blanco y el rojo por ejemplo) pero lo cierto es que esto es
muy relativo, ya que también dependerá de tu organismo y qué tan propenso sea a
contraer alergias.
Estas sustancias viajan por
el cuerpo hasta los ganglios linfáticos. Allí se acumulan, tiñen estos órganos
con los mismos colores que se incrustan en la piel y los engrosan de manera
crónica. "Cuantos más tatuajes se tenga, mayor será el número de
partículas que se acumularán en los nódulos linfáticos", ha afirmado a EL
MUNDO Ines Schreiver, investigadora del Instituto Federal Alemán de Evaluación
de Riesgos y coautora del estudio en el que también participa el Laboratorio
Europeo de Radiación Sincrotrón de Grenoble (Francia).
La composición química de la
tinta empleada en los tatuajes es muy variada y puede incluir desde pigmentos
orgánicos a impurezas que contienen metales pesados como el níquel, el cromo,
el manganeso o el cobalto. En particular, el pigmento blanco que se utiliza
para causar los efectos de brillos y sombras de estas ilustraciones está
formado de dióxido de titanio, del que se ha descrito que produce un retraso en
la cicatrización, inflamación de la piel y picazón. Este compuesto también se
usa en la industria alimenticia, protectores solares y pinturas.
El color más popular que se
aplica en un tatuaje, el negro, se compone de hidrocarburos aromáticos policíclicos,
un compuesto orgánico que produce cáncer. En todos los casos, el estudio
demuestra también que cualquiera de los pigmentos inoculados en la piel produce
una alteración en las proteínas de la membrana de las células que lo rodean,
aunque este efecto no se ha visto en los nódulos linfáticos.
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